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El sí al acuerdo del Brexit: ¿ha tomado Sánchez una decisión racional?

Tras días de incertidumbre, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado el levantamiento del veto al acuerdo del Brexit. Es decir, que este domingo acudirá a Bruselas y votará si al acuerdo entre los 27 y el Reino Unido. Sánchez ha calificado el acuerdo entre España y el Reino Unido como un «éxito histórico«. Pero: ¿qué hay de cierto en ello?. Para ello debemos entrar en antecedentes y entender el artículo de la discordia.

El desencuentro se produce a raíz del artículo 184 del acuerdo de salida entre los 27 y el Reino Unido. Previamente al inicio de las negociaciones, España recibía un derecho de veto sobre cualquier futura negociación entre la UE y el Reino Unido relacionado con Gibraltar. Pero en el acuerdo final no había ni rastro de ese derecho de veto. El artículo quedaba redactado muy genéricamente, dando a entender que Gibraltar era «parte integrante del Reino Unido». Algo que en realidad no es, ya que Gibraltar es una colonia y como tal está sujeta al derecho internacional. Para más información sobre la controversia del artículo 184 podéis hacer clic aquí.

Tras analizar toda la información disponible en prensa, vamos a tratar de analizar, desde un punto de vista científico, si la actitud de Pedro Sánchez ha sido racional o no. Y para ello deberemos introducir un concepto ampliamente utilizado en Teoría de Negociación: el BATNA.

Alternativa a no negociar: el BATNA.

En una negociación, el BATNA es la mejor alternativa previa a la negociación (o Best Alternative To a Negotiated Agreement). Esto es algo que tienes antes de negociar. Tu mejor alternativa. Negociar solo será una decisión racional si tus resultados son mejores que tu BATNA. Si son peores, lo racional es abandonar la negociación.

Lo entenderemos mejor ilustrándolo con un ejemplo. Estás buscando un piso nuevo, ya que el actual es demasiado caro (700 euros mensuales). Tu BATNA es quedarte en tu actual piso. Por lo tanto, te merecerá la pena negociar con tal de obtener una vivienda de similares características por menos de 700 euros mensuales. Por el contrario, si el alquiler es más caro y el casero no quiere negociar, lo racional es no negociar. Firmar un nuevo alquiler por más de 700 euros al mes es una decisión no racional, ya que la situación sería peor que la actual.

Una vez que conocemos el concepto de BATNA, vamos a analizar el de las dos partes principales en la negociación: el Reino de España y el Reino Unido.

Gibraltar, colonia británica en España
Gibraltar, colonia británica en España y punto de la discordia en el Acuerdo del Brexit. © Arne Koehler.

Alternativas del Reino Unido y de España

El Reino Unido está completamente dividido: por un lado, los partidarios de firmar el acuerdo con la UE, con la Primera Ministra Theresa May a la cabeza. Por otro, los contrarios al acuerdo: muchos diputados del propio Partido Conservador de May y los laboristas de Jeremy Corbyn. Y, por último, los partidarios de la permanencia en la UE y que piden un segundo referéndum.

Para el Gobierno de Su Majestad, con May a la cabeza, la única alternativa a un mal acuerdo del Brexit (como, por ejemplo, en uno que se cediera la soberanía de Gibraltar a España), sería el no-acuerdo. El status quo. Las consecuencias de un Brexit sin acuerdo podrían, según algunos análisis, ser catastróficas.

En el caso de España, aunque la alternativa a negociar sea similar (el no acuerdo), la situación es bien distinta. Me explico: aunque las consecuencias económicas de un no-acuerdo también se notarían en España, ni mucho menos serían tan contundentes como para el Reino Unido. Pase lo que pase, España seguirá siendo parte de la UE y tendrá garantizado el acceso al Mercado Común.

A ninguna de las dos partes le interesa abandonar la negociación. La falta de acuerdo no es una situación deseable para ninguna de las dos partes. Pero especialmente no lo es para el Reino Unido, ya que las consecuencias serían mucho más catastróficas para la parte británica que para la española.

Dicho esto, aunque a las dos partes le interese negociar, no significa que la negociación tenga que ser a cualquier precio. Como hemos explicado anteriormente en el ejemplo del piso de alquiler, la negociación será positiva siempre que el resultado sea mejor que tu BATNA. Por lo tanto, la decisión racional de ambas partes es seguir negociando hasta llegar a un acuerdo beneficioso para ambas partes.

¿Qué posición es más fuerte: España o Reino Unido?

La fortaleza de tu posición negociadora la determinará tu BATNA, tu alternativa no negociada. Cuanto mejor esta alternativa, menor coste tendrá para ti el abandonar la mesa de negociaciones ante de un mal acuerdo. Sin embargo, si tu BATNA acarrea un coste elevado, tendrás muchos menos incentivos para seguir en la mesa de negociaciones y aceptar un mal acuerdo.

En el caso del acuerdo del Brexit, la posición más fuerte era la del Reino de España. El coste para España de un Brexit sin acuerdo es muchísimo menor que el que tendría que pagar el Reino Unido. Como hemos recordado anteriormente, las consecuencias de la falta de acuerdo serían catastróficas para los británicos y no tanto para los españoles.

¿Tiene España derecho de veto?

El Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, con Theresa May
El Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, con Theresa May en Bruselas. © European Union

Dicho esto, se debe matizar la fortaleza de España. Nuestro país no tiene derecho de veto en el Consejo Europeo del Domingo. Es suficiente con la mayoría cualificada (55% de los Estados representando al menos al 65% de la población de la Unión) para aprobar la declaración. Pero también es cierto que la norma habitual en los consejos europeos es que las resoluciones se aprueben por consenso, sin necesidad de votar. Y más especialmente en todo lo relativo al Brexit, donde la unanimidad ha sido la norma, para mostrar la fortaleza de los 27.

En resumen, pese a no tener el derecho de veto, parece poco probable que se fuerce una votación en la que España quedase desbancada por el voto mayoritario de los otros estados miembros. Pese a ser legalmente posible, el daño político a la UE sería considerable, algo que en vista de la situación no es del interés de nadie.

Por otra parte, también se debe tener en cuenta el coste de votar NO o no acudir al Consejo Europeo y complicar un asunto ya de por sí complejo como el Brexit. En las negociaciones en la UE, existe un claro incentivo para colaborar y tratar de buscar el acuerdo entre todos los actores. Esto es así porque las negociaciones son recurrentes y sobre temáticas dispares. Una concesión de un estado miembro en una negociación se puede compensar en otra negociación distinta.

Romper esta tónica de colaboración podría aparejar una pérdida de confianza en España por parte de los Estados miembros, afectándole en negociaciones futuras. A pesar de ello, al ser el contencioso de Gibraltar un tema de importancia nacional para España merece la pena correr dicho riesgo. Algo que los otros estados podrían entender, no así si fuera en un tema trivial. El coste de votar no podría minimizarse si, como así ha sido, se pone empeño en buscar una situación satisfactoria para ambas partes.

¿Han actuado Sánchez y May de manera racional?

He de reconocer que el anuncio del veto de Pedro Sánchez al acuerdo del Brexit me sorprendió. Su fuerte determinación a vetar el acuerdo en el Consejo Europeo contrastaba con las recientes concesiones a los partidos separatistas. Tanto me sorprendió que el viernes publiqué el siguiente tuit:

Ciertamente, la intención de Sánchez de votar no al acuerdo del Brexit era una posición verdaderamente racional. La alternativa a no negociar tenía un coste mucho menor para España que para el Reino Unido. También el tema de Gibraltar es un tema de importancia capital para España, no así en el Reino Unido. Allí preocupa más la frontera entre las dos irlandas que lo que ellos conocen como «The Rock».

Por ello no se entiende la negativa de Theresa May a acercar posturas. Su alternativa a negociar es la catástrofe económica. Romper un acuerdo que la premier considera beneficioso a cambio de una pequeña cesión a España sobre Gibraltar parece una decisión arriesgada. Recordemos que no se habla de devolver la soberanía que le quitaron a España en el Tratado de Utrecht, sino de un derecho de veto a España sobre cualquier negociación.

Victoria diplomática… ¿de quién?

El Ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell
El Ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Borrell © Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

Finalmente, hoy Pedro Sánchez ha anunciado la consecución de un acuerdo por el cual se ofrece una «triple garantía» sobre Gibraltar. Pese a lo grandilocuente de las palabras, la realidad es que el artículo 184 no se ha tocado ni una coma. Lo único que se ha obtenido ha sido una simple declaración escrita. Una «humillación histórica» en palabras del líder de la oposición, Pablo Casado. Dicha declaración escrita carece de valor jurídico alguno, valor que si tendría una modificación del artículo 184. Las palabras de Theresa May y de Fabian Picardo (Ministro Principal de la colonia) no son muy alentadoras al respecto.

¿Como puede ser que España, a pesar de tener una posición relativamente fuerte, vaya a levantar el veto a cambio de prácticamente nada? A tenor de lo que hemos podido leer en prensa, y a falta de más información, no parece que el comportamiento del Gobierno de Pedro Sánchez haya sido muy racional.

Soy consciente que reescribir y clarificar el artículo 184 se antojaba complicado, dada a la negativa de Bruselas a renegociar el acuerdo. La racionalidad indica que Sánchez debería haber aguantado su veto hasta obtener alguna concesión más por parte del Reino Unido. Como mínimo, algo más que una declaración política sin valor jurídico.

En resumen: pese a tener una posición de fortaleza para recuperar influencia en Gibraltar, nos hemos encontrado con una victoria diplomática… del Reino Unido. Una oportunidad desaprovechada, a pesar que desde Moncloa se intente vender como un éxito.

Estaremos atentos al desenlace en los próximos días. Es probable que se filtre más información que nos permita conocer y entender el porqué de este mal acuerdo. Pero a día de hoy, la actuación de Pedro Sánchez con respecto al Brexit no se puede calificar de racional.

Créditos de imagen: La Moncloa , Arne Koehler , European Union , Ministerio de Asuntos Exteriores .

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