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¿Qué esconde la Turismofobia de la izquierda?

Turismofobia es, por desgracia, la palabra de moda del momento. Los últimos actos de violencia callejera contra el sector han hecho que el tema sea trending topic. Y de ahí a copar la actualidad de los medios de comunicación.

Pero a pesar de la notoriedad alcanzada por los actos de kale borroka de los cachorros de la CUP, los ataques de la extrema izquierda al turismo no son ninguna novedad. A lo largo del artículo desgranaremos cuales son los motivos de la turismofobia de la izquierda.

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Pintadas turismofóbicas en la Barceloneta – By Jordi Boixareu

¿Qué supone el turismo para España?

En primer lugar debemos de ser conscientes de la importancia del turismo para la economía de nuestro país. Emplea nada más y nada menos que a 2,3 millones de personas (13% del empleo). Supone el 11% del PIB de nuestro país. Todo esto convierte al sector turístico en la primera industria nacional. Por delante incluso de la todopoderosa industria del automóvil, que representa un 10% del PIB.

A nivel mundial, España es el tercer destino más visitado del mundo (tras Francia y Estados Unidos), aumentando el número de turistas en un 6,2% con respecto al año pasado. España ha sido galardonada, por segundo año consecutivo, con el título de mejor destino turístico mundial por parte del World Economic Forum. Por cierto, mejorando la nota con respecto al año anterior.

Por comunidades autónomas las Islas Baleares lideran el ranking de visitantes en lo que llevamos de 2017 (23,7%). Le sigue muy de cerca Cataluña, con el 23,6%. Por ciudades, Barcelona es la más visitada de España, la 4ª de Europa y la 12ª a nivel mundial. Madrid es la segunda ciudad más visitada de España (la 10ª de Europa).

Sin ir más lejos el turismo es una de las actividades más importantes de la provincia de Tarragona. La capital tarraconense recibió en 2016 2 millones de visitantes, un 12% más que en 2016. Municipios como Salou La Pineda deben la mayor parte de su actividad económica al turismo. En cuanto al global de la Costa Dorada está previsto que en el presente 2017 se supere el récord de pernoctaciones.

Si vienen tantos visitantes… ¿Por qué preocupa tanto la turismofobia?

Las virtudes de España como destino turístico están fuera de toda duda. El buen clima que tenemos todo el año junto casi 8000 km de costa son un buen reclamo. Y si a ello le sumamos una excelente gastronomía y nuestro patrimonio cultural nos encontramos con un tándem ganador.

Independientemente de nuestras cualidades, España también se ha beneficiado de la coyuntura negativa que afecta a otros países del Mediterráneo. Las primaveras árabes en Egipto, Túnez o Libia fueron el detonante para que la inestabilidad y la inseguridad hiciesen huir a los turistas de la zona. Según Exceltur, entre 6 y 8 millones de turistas han cambiado estos países del norte de África por España.

Lo mismo podría pasar en nuestro país si la turismofobia que practica la extrema izquierda continúa en aumento. Medios británicos como The Guardian ya se han hecho eco de los ataques de turismofobia en Barcelona. Si la imagen de nuestro país se asocia a la inseguridad, los turistas pueden dejar de venir. Y si esto sucede, estarán en peligro 2,3 millones de puestos de trabajo y la principal industria de nuestro país. Algo que de ninguna manera podemos permitirnos.

¿Cuando empezaron los ataques al turismo?

En un primer momento, los ataques no fueron directamente contra los turistas, sino contra la industria turística en sí. En septiembre de 2012, poco después de la presentación de BCNWorld surgieron las primeras voces críticas contra el proyecto. Como era de esperar, era la izquierda (ICV/Verds) y los ecologistas quienes abanderaban las críticas.

La llegada de Ada Colau a la alcaldía de Barcelona supuso el recrudecimiento de la guerra contra el turismo. A pocos días de asumir el bastón de mando, Colau decretó una moratoria para la concesión de nuevas licencias hoteleras. Todo ello afectó a la construcción de 35 nuevos alojamientos hoteleros, como el que estaba previsto construirse en la Torre Agbar.

Palma de Mallorca, también gobernada por la izquierda, seguiría los pasos de Barcelona con una nueva moratoria hotelera. En Madrid el Gobierno podemita de Manuela Carmena también lo intentó, pero la propuesta fue tumbada por la oposición.

¿Qué consecuencias puede tener no ofertar nuevas plazas hoteleras en una ciudad que año tras año bate su récord de visitantes? Muy sencillo: un aumento de los precios de los hoteles y la proliferación de pisos turísticos. La ley de la oferta y la demanda se impone.

Los pisos turísticos y la plataforma AirBnB se convertirían en el principal enemigo del consistorio barcelonés. Ante la falta de oferta hotelera y su alto precio, los visitantes buscan alternativas. Paradógicamente, las malas decisiones de Colau serían las causantes de este problema.

Recientemente hemos visto como Vila-seca en Comú y la CUP se aliaban contra Hard Rock Entertainment World. Parece poco sensato poner en peligro un proyecto que creará miles de puestos de trabajo y dará valor añadido a la Costa Dorada como destino turístico. Y menos de la mano de los que alientan la turismofobia en Cataluña.

¿A que se deben estos brotes de turismofobia por parte de la izquierda?

Turismofobia en Barcelona
Pintada contra los turistas en Barcelona – By Javier Mulleras (Twitter)

 

Aparentemente, los motivos que se exponen para criticar a los turistas son la masificación, el encarecimiento de la vivienda y los altercados provocados por el «turismo de borrachera». Cierto es que todas las industrias tienen inconvenientes, pero nada que una buena regulación legal pueda minimizar. Y en ocasiones no son culpa de la industria turística, sino de los propios gobernantes de izquierdas. De no haberse prohibido la construcción de nuevos hoteles en Barcelona, habrían más alojamientos disponibles y a mejor precio. Con toda seguridad, la proliferación de pisos turísticos no habría sido tan exagerada.

Pero son tantas las incongruencias de la extrema izquierda que hacen que su discurso contra el turismo no se sostenga. No se puede estar en contra del turismo (que deja recursos económicos) y a la vez estar a favor de la inmigración ilegal masiva (que no los deja, al contrario). No se puede atacar a los hosteleros de Barcelona (que pagan impuestos) mientras hay completa pasividad contra los manteros (que no los pagan). Ésto nos hace sospechar que los motivos no son los que se arguyen oficialmente. No les molesta la masificación. Ni tan siquiera los altercados del turismo de borrachera (mucho peor son los actos vandálicos que protagonizan). Les molesta la prosperidad.

¿Por qué no quieren la prosperidad?

Ya lo dijo el Presidente Rajoy en el Congreso: «Para ustedes, cuanto mejor, peor«. La extrema izquierda, tanto la populista que representa Podemos como la separatista de las CUP, precisan de penurias económicas para su discurso radical cale. Saben que solo quien no tiene nada que perder estaría dispuesta a jugársela con un cambio radical tanto en lo social como en lo económico.

Necesitan que haya paro para que la gente necesite de los subsidios del Estado para sobrevivir. Estado que ellos aspiran a controlar con mano de hierro. En el mismo momento que tienes a gran parte de la población dependiendo económicamente de un Estado controlado por la extrema izquierda, ya pueden imponer su modelo totalitario.

Lo que he expresado en el párrafo anterior no es nada nuevo. Ni ninguna táctica del miedo. Es simple y llanamente lo que sucedió durante 70 largos años en la URSS y en Europa del Este. Y lo que sucede actualmente en Cuba Venezuela. Países que tanto las CUP como Podemos no ocultan que son su modelo a seguir.

El peor remedio para evitar que sus planes totalitarios lleguen a buen puerto es que los españoles seamos libres y prósperos. Que no dependamos de ningún subsidio estatal para sobrevivir. Por eso no pueden soportar que dejemos atrás la crisis y que los españoles vivamos cada vez mejor. Por eso atacan a la primera industria nacional. Y por todo ello, no podernos consentirlo. El futuro de España está en juego.

Créditos de imagen: Jordi Boixareu , Javier Mulleras .

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